Quien alguna vez haya realizado compras en alguno de nuestros supermercados sabrá bien de lo que estamos hablando: en las cajas registradoras se entregan a los clientes decenas y decenas de bolsas plásticas en ocasión de cada compra.
Ese paisaje con seguridad haya de cambiar en el futuro. En el pasado mes de agosto se aprobó una ley (“la Ley”) que limitó el expendio de bolsas plásticas (“las Bolsas Plásticas”) en los términos que se sintetizan a continuación.
Se prohíbe la importación, distribución, venta y entrega a cualquier título de Bolsas Plásticas que no sean biodegradables (o bien que no sean pasibles de convertirse en abono). Se incluye a todas las Bolsas Plásticas utilizadas para contener y transportar productos y bienes que sean entregadas a un consumidor en cualquier punto de venta o de entrega. Sólo podrán distribuirse, venderse o entregarse Bolsas Plásticas cuando el fabricante o importador haya previamente obtenido un certificado de cumplimiento de las condiciones antedichas.
Las prohibiciones relativas a las Bolsas Plásticas comenzarán a regir transcurrido un año de la promulgación de la Ley o en el plazo que fije la reglamentación. El control del cumplimiento de la Ley ha sido confiado a la Dirección Nacional de Medio Ambiente (DINAMA).
En suma, el medio ambiente de parabienes. Y quizás también, con un poco de fortuna, acaso podamos ver a Uruguay un poco más limpio.