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“De Ahora en Más, Vos Sos Ciego, Sordo y Mudo” – El Robo del Empleado y la Prueba en Materia Laboral

Ante un robo en la empresa,
¿Cómo debe ésta actuar? ¿Se puede despedir sin más al funcionario implicado, o
es menester aguardar al procesamiento penal?  Las repercusiones laborales
del tema fueron analizadas en la sentencia que hoy comentamos.

Los hechos del caso no ofrecen dificultades. El empleado -actor en el juicio-
se desempeñaba como sereno en un supermercado. El personal del
establecimiento había comenzado a advertir un faltante importante de
mercaderías. También había llamado la atención la frecuente concurrencia del
electricista al local, invariablemente acompañado del sereno. En esa coyuntura
la empresa optó por grabar una conversación entre ambos, en la cual el
electricista le decía al sereno: “de
ahora en más, vos sos ciego, sordo y mudo
”. Tras cartón, la
empresa presentó denuncia penal; se hizo un allanamiento en casa de ambos
-sereno y electricista-, y allí se pudo identificar mercadería idéntica a la
que se comercializaba en el supermercado. Circunstancias todas ellas a
partir de las cuales la empresa -sin más trámite- despidió al sereno sin pagar
indemnización alguna, por entender configurada la notoria mala conducta del
funcionario. 

He aquí donde comenzó a intervenir la Justicia laboral: el empleado demandó a
la empresa para reclamar el pago de la indemnización por despido.

El Tribunal de Apelaciones del Trabajo rechazó la demanda y le dio la razón al
empleador. El Tribunal invocó tres argumentos decisivos: (i) si bien no existió
prueba fehaciente de que la mercadería incautada en el domicilio del actor
hubiera sido hurtada del supermercado, no “es
normal ni común
” que en su casa tuviera tanta mercadería; (ii) la
conversación grabada entre el empleado y el electricista, reflejó “actos intencionales para
perjudicar a su empleador (…) que quebraron el nexo de confianza que debe
existir para que se desarrolle normalmente toda relación de trabajo”
,
 y (iii)  en su calidad de sereno, la principal tarea del empleado
era justamente vigilar, cuidar y evitar robos en el supermercado: no sólo no lo
hizo, sino que aceptó que se cometiera el robo.