En un país tan apegado a la cultura del “registro público” -¿qué documento no pasa por un registro?-, la paralización de los registros actúa como freno para el desarrollo de la actividad económica. Porque la cosa va mucho más allá de la compra de un inmueble o la venta de un automotor. Cuando hoy más que nunca el país desesperadamente necesita volver a encender los motores y alentar el lanzamiento de nuevos proyectos, poco puede hacerse si el Registro de Comercio no puede confirmar el cambio de un Directorio o de un domicilio, por citar un ejemplo.
Esa circunstancia naturalmente no ha escapado a las autoridades. Precisamente para paliar ese impacto, una resolución de la Dirección General de Registros del pasado Miércoles -en tiempos de CV-19 el tiempo vuela: es innecesario precisar la fecha- estableció que a partir del próximo Lunes los Registros comenzarán a entregar a los usuarios los documentos que hasta ahora estaban pendientes de entrega.
Es verdad que el funcionamiento podrá ser algo lento: será necesario coordinar la cita previamente y siempre dentro de un horario acotado; pero al menos el sistema volverá a funcionar.
En suma: en ese fino equilibro entre salud y economía, con buen tino el Registro optó por una solución intermedia. Una buena noticia que como tal debe ser aplaudida.