Se
atribuye a la sabiduría del Rey Salomón la dilucidación de una inusual disputa
entre dos mujeres que, invocando ambas su presunta maternidad, reclamaban
por igual la custodia de su hijo. En la disyuntiva, el rey Salomón anunció la
conocida solución que da el título a este Newsletter:
partir al niño en dos para entregar una mitad a cada una de las reclamantes. La
reacción de la verdadera madre biológica fue inmediata: “Antes que mi hijo muera, prefiero que
quede en manos de la otra mujer”. No hace falta ahondar en el
veredicto del Rey Salomón.
El
relato viene a cuento de la disputa en materia de régimen de visitas -en el
marco de un divorcio- que hoy nos convoca. En el caso, el padre había
solicitado que las visitas se realizaran progresivamente, fuera del hogar
materno; y que recién al cabo de seis meses el padre pudiera
gradualmente pernoctar con sus hijos (cosa que hasta entonces le estaba vedada;
las visitas se efectuaban con la presencia de la madre). La madre se opuso
tenazmente a la solicitud.
La
Justicia rechazó los argumentos de la madre, y en su virtud, le dio la razón al
padre y convalidó el régimen de visitas arriba mencionado. El Tribunal de
Apelaciones de Familia que actuó en el caso, afirmó que la legislación en la
materia aspira a “mantener
el vínculo filial que debe existir necesariamente entre los progenitores (no
convivientes) y sus hijos”. En opinión del Tribunal, lo único
que debe determinar el magistrado es que la voluntad del menor -que debe
ser escuchado (y que en el caso manifestó la voluntad de ver a su padre)-,
no hubiera sido manipulada, es decir, que se hubiera expresado libremente.
En
términos particularmente lapidarios, el Tribunal sentenció que, contra lo
invocado por la madre, no existían indicios de violencia o maltrato; por el
contrario, la prueba evidenciaba en la madre una “actitud que privilegia (sus) intereses personales, y un (discurso) adulto-céntrico (…) en desmedro de los derechos de su
hijo (es decir, los derechos de éste) a que el contacto con su padre (no se vea
interferido por los enojos o miedos de su madre)”.
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presente comunicación se realiza a mero título informativo y no debe ser
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